La muerte causada, tomando en cuenta el grado implícito de intencionalidad, debe ser en principio penalizada con la misma muerte; donde la minoría de edad, para la condena de muerte, debe ser también disminuida al mínimo posible.
La alta traición a la sociedad o sea a la Patria, los actos vandálicos individuales o de un grupo, que incluyan violaciones y acciones de sangre con un fundamento, que netamente persiga al delito por el delito mismo; el robo reiterado con un determinado numero de condenas ..., la estafa en ciertos niveles de premeditación, que incluyan daños irreparables a la salud y/o al patrimonio publico ó privado, narcotráfico, .. etc, etc ... ; deben ser objeto de análisis, para la inclusión, en la pena de muerte.
Las cárceles abarrotadas, la ley permisiva y lubricada con jueces y funcionarios come lechuga; son un tiro desmoralizador para las fuerzas del orden, y una universidad para los profesionales del crímen, que se han convertido en ídolos, de los enajenados, sin rumbo moral, en el país.
La reforma constitucional debe incluirla; debe incluir la pena de muerte.
La muerte por una causa divina, para una sociedad más sana y próspera, es recibida con misericordia por el Supremo; ya que, se hace la voluntad del Padre, al luchar contra el demonio y sus discípulos en la tierra.
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